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Qué joven draconólogo no ha disfrutado la emoción de otear el claro cielo de marzo en busca de un dragón de las nieves volando en las alturas durante su doble migración anual? Cada año, la aparición del primer dragón de las nieves de la primavera es un claro signo de que el invierno está llegando a su fin y los días cálidos se acercan. Sin embargo, el número de draconólogos que ha estudiado a estas magníficas criaturas en su hábitat natural es muy reducido. La mayoria creen que estos estudios son demasiadocomplicados por los peligros que entrañan las bestias en si mismas. Pero, a pesar de que el dragón de las nieves es peligroso -y a menudo fatalmente peligrosos- la verdadera dificultad reside en observarle en los ambientes de temperaturas bajo cero en los que vive.