La leyenda de Sleepy Hollow:

El relato más conocido de Washington Irving, espléndidamente ilustrado por Antonio Lorente. El ilustrador de éxito mantiene su genio retratístico, adoptando para la ocasión un estilo más gótico. ¡Recrea la particular atmósfera sobrenatural y misteriosa de la obra! 

Esta cuidada edición profusamente ilustrada y en cartoné recoge uno de los grandes relatos de la literatura fantástica estadounidense, con todo el genio creativo del ilustrador. ¡Un precioso libro ilustrado para regalar! 

Ichabod Crane es un humilde maestro de escuela que es destinado a Sleepy Hollow. Un remoto valle plagado de leyendas fantásticas y sobrenaturales. Aunque pronto recibe el reconocimiento de la comunidad, el protagonista también se verá poco a poco contagiado por la atmósfera supersticiosa del lugar. ¡Hay un misterioso jinete sin cabeza que parece ser más terrenal que sobrenatural…!

Este conocido relato es obra de Washington Irving, el representante del Romanticismo estadounidense más popular junto a Edgar Allan Poe. La historia, que ha sido llevada al cine en tres ocasiones, mezcla el terror gótico con un fino sentido del humor.

Washington Irving (1783-1859) fue un destacado escritor estadounidense muy influenciado desde joven por las costumbres holandesas de Sleepy Hollow y las historias sobrenaturales que contaban sus habitantes. Su primera publicación tuvo un éxito inmediato y le empujó a dedicarse definitivamente a la literatura. Publicó en siete entregas The Sketch Book of Geoffrey Crayon, donde se encontraba uno de sus relatos más famosos: La leyenda de Sleepy Hollow. 

El ilustrador de éxito Antonio Lorente aporta su brillante genio retratístico a los protagonistas del relato. En este trabajo adopta un registro más oscuro y onírico para recrear de manera excepcional la particular atmósfera sobrenatural y misteriosa de la obra.

Licenciado en Bellas Artes, se dio a conocer al gran público con Genios (traducido al italiano y al ruso) y consolidó ese éxito con Peter Pan y Ana la de Tejas Verdes. Se ha hecho un nombre por la mirada tan personal que aporta a los retratos, cargados de realismo y rasgos del arte pop. En Edelvives también ha ilustrado grandes clásicos estadounidenses como Las aventuras de Tom Sawyer y Mujercitas. Parte I y Parte II.